Chimalapas y Chiapas libran una guerra de luz y agua

En un épico duelo digno de una telenovela rural, los comuneros de Los Chimalapas han exigido a la CFE que redibuje el mapa del tendido eléctrico como si fuera un croquis de alianza geopolítica. ¿El motivo? Evitar que sus “queridos vecinos” de Rizo de Oro, Chiapas, les jueguen otra partida de “¿quién apaga el interruptor?” como la ocurrida en abril, cuando 800 familias quedaron a oscuras por una venganza histórica: los de Oaxaca les habían cerrado el grifo del agua dos años atrás. ¡Ah, la diplomacia campesina!

Mientras tanto, los funcionarios de la Segob y la CFE escuchan con cara de póker las demandas, prometiendo estudiar el asunto con la misma urgencia con que se revisa un contrato de arrendamiento burocrático. La solución propuesta: trasladar el punto de conexión a El Jícaro, como si cambiar de enchufe resolviera siglos de tensiones territoriales. Por supuesto, todo quedará listo “en un mes”, justo después de que termine la temporada de lluvias, las cosechas y el próximo ciclo electoral.

Este conflicto, que mezcla luz, agua y rencillas ancestrales, demuestra que el progreso tecnológico avanza a paso de tortuga cuando choca con la ley no escrita de “ojo por ojo, watt por litro”. Mientras tanto, las comunidades siguen esperando, a medio camino entre el siglo XXI y una vendetta medieval.