Sheinbaum declara guerra al caos mexiquense con amor y burocracia

En un acto que osciló entre el realismo mágico y el manual de autoayuda gubernamental, la Presidenta Claudia Sheinbaum desató su Plan Integral “Amor con amor se paga”, una suerte de chequera mágica para solventar décadas de abandono en el oriente del Estado de México con la misma eficacia con que un extintor apaga un volcán.

“¿Ambicioso? ¡Para nada!”, declaró la mandataria mientras repartía abrazos retóricos a los habitantes de municipios como Ecatepec o Nezahualcóyotl, territorios donde el concepto de “urbanismo” suele confundirse con una película postapocalíptica. “Ustedes dieron tanto al país que ahora México les devuelve… ¡20 pozos resucitados y un Cablebús!”

• Salud: Prometen CESSA, hospitales y 180 medicamentos “base” (léase: aspirinas con logo oficial). El detalle: los pacientes deberán sobrevivir al traslado por calles lunarizadas para recibirlos.
• Educación: Universidades brotarán como hongos después de la lluvia… siempre que la lluvia no inunde Chalco otra vez.
• Transporte: Reemplazarán autobuses decrépitos por… ¿más autobuses? Pero ¡con stickers nuevos! Y un Trolebús Elevado para mirar desde las alturas el caos que no se resolvió abajo.

La joya de la corona: 1,000 km de “Senderos Seguros”, una ironía cruel en la tierra donde hasta las banquetes tienen historial delictivo. ¿El toque final? Un mando único policial que unificará bajo un mismo mando… la capacidad de no aparecer cuando se les necesita.

Mientras tanto, los mexiquenses, veteranos en el arte de la espera, aguardan con escepticismo épico. Porque en el Edomex, el “amor” gubernamental suele medirse en metros de tubería rota y promesas recicladas.