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El huachicol fiscal que drena 554 mil millones de pesos

Un agujero negro fiscal: cómo la elusión de impuestos en hidrocarburos drena los recursos públicos.

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Ciudad de México.- Imagine un sistema donde la creatividad para evadir impuestos supera la capacidad para cobrarlos. Entre 2019 y 2024, el llamado “huachicol fiscal” —un esquema de importación de gasolinas declaradas falsamente como hidrocarburos de baja calidad— dejó un boquete de 554 mil 750 millones de pesos en impuestos no recaudados. ¿Qué podrían hacer los gobiernos con esos recursos? Construir 55 hospitales de última generación o financiar la transición energética de una ciudad entera.

Los datos son contundentes: 120 mil 726 millones de litros de combustible entraron a México sin declarar, burlando el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). La discrepancia entre los reportes de la Energy Information Administration (EIA) y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) revela una falla sistémica. Solo en 2024, la pérdida fiscal ascendió a 104 mil 224 millones de pesos, suficiente para cubrir el presupuesto anual de una universidad pública.

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Pero aquí está el giro disruptivo: ¿y si en lugar de perseguir a los evasores, transformamos el modelo? César Augusto Rivera, investigador del CIEP, sugiere que combatir este fenómeno liberaría recursos equivalentes al 20% de los ingresos petroleros. Sin embargo, la verdadera innovación estaría en rediseñar el sistema aduanal con blockchain para rastrear cada gota de combustible, o crear incentivos fiscales para quienes reporten irregularidades.

El problema es más profundo que la evasión: con reservas petroleras en declive, México está perdiendo la oportunidad de reinvertir esos miles de millones en energías limpias. Mientras tanto, el contrabando fiscal representa el 30% de los combustibles vendidos en gasolineras, un mercado paralelo que demuestra la urgencia de repensar no solo la regulación, sino todo el ecosistema energético.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha reconocido la necesidad de cambios regulatorios. Pero lo que realmente se necesita es una revolución fiscal: un sistema donde la transparencia sea más rentable que el engaño, y donde cada peso evadido se convierta en una oportunidad para innovar. El huachicol fiscal no es solo un delito; es un síntoma de un sistema que premia la opacidad. La pregunta es: ¿estamos listos para hackearlo?

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Este análisis solo considera gasolinas y el IEPS, pero el huachicol fiscal incluye también diésel y el IVA. Según Petrointelligence, en 2024 la pérdida total superó los 177 mil millones de pesos. La solución no está en más controles, sino en diseñar un sistema donde cumplir sea más fácil que evadir. El futuro de los ingresos públicos podría depender de ello.

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