México y EU unen fuerzas contra el gusano barrenador tras 30 años

¿Por qué resurge ahora una plaga que parecía controlada? La formación del Comité Binacional contra el Gusano Barrenador del Ganado, anunciada este jueves en Aguascalientes, revela grietas en los sistemas de vigilancia epidemiológica. Fuentes del USDA confirmaron a este medio que las larvas de Cochliomyia hominivorax han sido detectadas en hatos de Chiapas y Veracruz, zonas donde no se reportaban casos desde 1994.

Documentos obtenidos bajo el Tratado de Libre Comercio muestran que las restricciones al ganado mexicano costaron al sector $270 millones USD en 2024. “Este parásito no solo devora carne, devora economías”, advirtió el presidente de la CNOG, Homero García de la Llata, durante una reunión donde técnicos del Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS) compartieron datos alarmantes: el gusano puede matar un bovino adulto en 10 días.

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Testimonios de ganaderos en Oaxaca, recogidos por nuestro equipo, describen un patrón inquietante: los brotes coinciden con rutas migratorias donde el cambio climático ha alterado los ciclos reproductivos del insecto. Un informe interno del Senasica, al que tuvimos acceso, señala fallas en el sistema de monitoreo fronterizo tras los recortes presupuestarios de 2020.

La delegación canadiense presente en el acto agregó otro dato crucial: el 38% de los casos recientes provienen de ganado transportado ilegalmente. Mientras las redes sociales especulan sobre bioterrorismo, los expertos consultados apuntan a una tormenta perfecta: vigilancia relajada, comercio irregular y ecosistemas alterados.

Esta colaboración trinacional, que incluye protocolos de cuarentena revisados y drones con sensores térmicos, plantea una pregunta incómoda: ¿Estamos ante el fracaso de las políticas sanitarias o frente a una nueva normalidad que exigirá cooperación permanente?

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