La épica burocrática de la guerra contra el narco en números redondos
En un alarde de precisión matemática digna del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Gabinete de Seguridad anunció los resultados de su última batalla campal contra el crimen organizado: 3,219 almas tras las rejas y 31,642.64 kg de esperanza destruida (porque 640 gramos sobrantes hubieran sido demasiado honestos).
La “Operación Frontera Norte” —nombre en clave para no decir “limpieza de imagen preelectoral”— logró decomisar:
- 177.77 kg de fentanilo (la cantidad exacta para que 177,770 adictos voten por la eternidad)
- 2,515 vehículos (incluyendo 3 coches fantasma que aparecieron solos en el reporte)
- 437,619 balas (suficientes para dibujar el logotipo de la Guardia Nacional en la Luna)
Todo realizado, según el comunicado, con “estricto apego al Estado de derecho” y “pleno respeto a los derechos humanos“, frases que en el diccionario gubernamental significan: “hubo menos testigos que balas perdidas“.
Los highlights de esta tragicomedia
Baja California: Hollywood del crimen
En Tijuana, decomisaron 115.775 kg de cocaína (el 0.775 era para el desayuno del ministerio público) y 3.328 kg de fentanilo, cifra que coincidentemente coincide con el número de funcionarios vinculados al narco en la última década.
Sinaloa: Fábrica de sueños (químicos)
En Mocorito, desmantelaron un laboratorio con 9,290 litros de sustancias químicas —suficientes para convertir el Congreso en un rave— y 200 kg de metanfetamina, equivalentes al nivel de energía requerido para justificar otro sexenio de esta guerra.
Tamaulipas: Donde el narco es tradición
En Matamoros, el hallazgo estelar fue 35 dosis de marihuana (una por cada año que lleva perdida esta batalla) y una vivienda, probablemente la única en la ciudad sin dueño vinculado a un cartel.
“La afectación económica a las organizaciones delictivas es de 1,933 millones de pesos”
Mientras tanto, en algún despacho oficial, un burócrata calcula cuántas ruedas de prensa equivalen a 412 inmuebles decomisados, y si las cámaras de vigilancia ilegales retiradas grabaron más irregularidades que las cámaras del Congreso.
Así concluye otro capítulo de esta epopeya nacional donde, como diría Orwell: “En un mundo de cifras redondas, los decimales son revolucionarios”.