Tabasco arde entre llamas de impunidad y discursos vacíos

En el paraíso tropical donde el gobernador Javier May asegura que “vamos bien”, cuatro ciudadanos ejemplares —tres mecánicos y un adolescente que soñaba con ser trailero— fueron promovidos a carbón humano por el exclusivo programa de Reconversión Laboral del crimen organizado. Los cuerpos, convenientemente apilados como sacos de cemento, fueron hallados en Cárdenas, municipio que compite por el título de “Paisaje más surrealista del sexenio”.

Mientras la Fiscalía de Tabasco perfecciona su técnica de investigación a cámara lenta (prometen resultados en solo siete días hábiles, ¡sin contar fines de semana ni días de torneo de dominó!), los familiares recibieron el clásico paquete de consuelo gubernamental: 1) Palabras huecas 2) Caravana fotogénica con fuerzas armadas 3) La infalible excusa del “debido proceso”. Amalia Córdova, madre del adolescente, rompió el protocolo al usar lágrimas reales en lugar del discurso de resiliencia preaprobado.

Las estadísticas, ese artefacto mitológico que los funcionarios manipulan como malabaristas ebrios, revelan que Tabasco superó con creces su meta de desapariciones 2×1: 2,718 almas extraviadas en cinco meses, suficientes para llenar un estadio de béisbol o un mitin político. El secretario de Gobierno, José Ramiro López Obrador, aplicó la innovadora técnica de negación por eslogan (“Ya bájenle”), demostrando que en México los crímenes se resuelven igual que los debates: cambiando de tema.

Mientras tanto, en un giro kafkiano, la Fiscalía insiste en que el humo saliendo de los cuerpos podría ser vapor de creatividad institucional. “No descartamos que sea performance artístico”, declaró un perito mientras ajustaba su cronómetro para la próxima ronda de dilaciones procesales.

Este reporte fue posible gracias al Fondo de Ironía Nacional, que financia coberturas donde la realidad supera a la sátira. Mañana: taller gratuito “Cómo identificar a tu familiar en 144 horas o menos (garantía no incluida)”.