De héroe del cuadrilátero a villano financiero la caída de Ted DiBiase

En un giro argumental que ni el más creativo guionista de WWE habría osado escribir, Ted DiBiase Jr., quien alguna vez hizo llorar al público con su papel de “rico malvado” heredado de su padre, ahora enfrenta un casting muy distinto: el de acusado en un tribunal federal. El exluchador, que solía fingir golpes en el ring, ahora es acusado de asestar unos muy reales (y dolorosos) a las arcas públicas.

Según documentos judiciales, este moderno Robin Hood a la inversa habría desviado fondos destinados a familias necesitadas hacia su propio “reino de la alegría”, compuesto por yates, mansiones y coches de lujo. Una ironía no menor para quien en su personaje televisivo proclamaba “todo tiene un precio”, aunque al parecer olvidó calcular el costo de la libertad.

El fiscal federal, en un papel más convincente que cualquier heel (villano) de la WWE, describe una trama donde DiBiase y su compinche habrían montado un tag team financiero más elaborado que cualquier coreografía de lucha. Las acusaciones incluyen desde fraude hasta lavado de dinero, aunque algunos fans especulan si todo esto no será parte de un storyline demasiado realista para la próxima edición de WrestleMania.

Mientras tanto, el abogado defensor intenta un giro de guion digno de Monday Night Raw, argumentando que los estupefacientes encontrados en su cliente eran simples “suplementos deportivos” del mundo del espectáculo. Una explicación que, como muchas rivalidades en la lucha libre, deja más preguntas que respuestas.

El próximo capítulo de este culebrón jurídico-deportivo se escribirá en agosto, cuando DiBiase enfrente lo que podría ser su peor derrota por cuenta fuera. Mientras tanto, los fanáticos se preguntan: ¿habrá algún manager que pueda salvarlo de este pin legal? Y lo más importante, ¿quién escribió este absurdo guion donde los villanos de la vida real superan en creatividad a los de la ficción?

Epílogo irónico: el hombre que en pantalla jugaba a ser “el hijo del millonario” podría terminar sus días calculando centavos en la prisión, demostrando que a veces la vida imita al arte… pero con menos máscaras y más cadenas.