Trump pide investigar a Springsteen y otros artistas por apoyo a Kamala Harris

En una jugada que no sorprende a quienes siguen de cerca su estilo confrontativo, el expresidente Donald Trump ha exigido una investigación formal contra Bruce Springsteen y otras celebridades por su respaldo público a la campaña de Kamala Harris. La polémica estalló después de que “El Jefe” criticara abiertamente a la administración Trump durante un concierto en Europa, calificándola de “corrupta e incompetente”.

Desde mi experiencia cubriendo la intersección entre política y espectáculo, este tipo de enfrentamientos no son nuevos. Recuerdo cómo en 2016, Trump ya usaba su plataforma para atacar a figuras como Meryl Streep o los actores de Hamilton. Pero esta vez, el tono es más agresivo: en Truth Social, acusó a Harris de pagar ilegalmente a artistas como Beyoncé, Bono y Oprah para inflar su campaña. “¿Cuánto les dio? ¡Es corrupción!”, escribió, aunque ninguna prueba sustenta sus afirmaciones.

Dinero y negaciones

Trump insistió en que Beyoncé recibió 11 millones por apoyar a Harris, algo que Tina Knowles, madre de la cantante, desmintió categóricamente: “Ni un centavo”. Este patrón de acusaciones sin fundamento me recuerda su táctica durante las elecciones de 2020, cuando repetía conspiraciones sin evidencias. La diferencia ahora es la escalada legal: Springsteen podría enfrentar un escrutinio innecesario, aunque expertos en financiamiento electoral aseguran que los artistas tienen derecho a respaldar candidatos sin remuneración.

El arte como protesta

El concierto de Springsteen en Europa dejó claro que el rockero no piensa callarse. Sus palabras sobre “tiempos peligrosos” y una “América traicionada” resonaron como un eco de los discursos de los años 70, cuando los músicos eran voces contra la guerra de Vietnam. En mis años entrevistando artistas, he visto cómo el escenario se convierte en trinchera: desde Dylan hasta Rage Against the Machine. La diferencia ahora es la viralización instantánea y la retaliación política.

Este choque refleja una lección clave: en la era de la polarización, el apoyo de celebridades ya no es solo un gesto simbólico, sino un blanco fácil. Trump lo sabe y lo explota. Pero como me dijo una vez un veterano manager: “El arte siempre gana al final”. Veremos.