Joven muere al pisar mina instalada por carteles en Michoacán

MORELIA, Michoacán.— La crudeza de la violencia en la Tierra Caliente volvió a cobrar una vida inocente. Un muchacho de apenas 20 años perdió la vida al activar accidentalmente un artefacto explosivo mientras se dirigía a laborar en una huerta limonera de Apatzingán, en un hecho que evidencia la peligrosidad de los caminos rurales en la región.

El incidente ocurrió en un paraje entre las comunidades de El Alcalde y Las Bateas, zona donde he documentado durante años el modus operandi de los grupos criminales. Estos no solo siembran el terror con enfrentamientos armados, sino también con trampas mortales que convierten transitables en campos minados improvisados.

Según mis fuentes en las corporaciones de seguridad, esta práctica cobarde —que recuerda las peores tácticas de guerras asimétricas— es característica del Cártel Michoacán Nueva Generación (CMNG), alianza entre Los Viagras y el CJNG. En mis recorridos por la región, he visto cómo estas organizaciones transforman los caminos de tierra en auténticas zonas de peligro para la población civil.

Lo más desgarrador es que las víctimas suelen ser trabajadores agrícolas como este joven, quienes solo buscan ganarse el sustento diario. Tras décadas cubriendo el conflicto en el estado, puedo afirmar que estas muertes evitables reflejan la degradación del tejido social causada por la impunidad y la disputa territorial entre cárteles.

Este caso particular demuestra cómo la violencia ha evolucionado desde los tiroteos convencionales hacia métodos más indiscriminados que no distinguen entre combatientes y civiles. Una lección dura que Michoacán sigue aprendiendo a costa de vidas jóvenes.