Ocho golfistas mexicanas compiten en el LPGA tras ocho años de ausencia

Tras casi una década de espera, el circuito femenino más prestigioso del mundo, la LPGA, regresa a México. Pero esta vez, la historia no solo se escribe con el regreso del torneo, sino con un hecho sin precedentes: ocho golfistas mexicanas, cada una con una trayectoria única, competirán en el emblemático campo “El Camaleón” de Mayakoba. ¿Qué significa este hito para el golf nacional? ¿Estamos ante el despegue definitivo del deporte en el país?

Gabriela López y María Fassi, las figuras más consolidadas, llevan sobre sus hombros no solo sus logros –tres victorias en el caso de López, dos participaciones olímpicas ambas– sino también las expectativas de un país sediento de triunfos. Sin embargo, las miradas también se posan en las nuevas generaciones. Isabella Fierro, Fernanda Lira y Andrea Ostos representan la savia nueva, mientras que Clarisa Temelo, aún amateur, sorprende con una invitación a tres majors tras su triunfo en el Women’s Amateur Latin America. “Esto impulsa a mi generación”, afirma Temelo, pero ¿será suficiente para cambiar la percepción global del golf mexicano?

Detrás de este logro colectivo hay preguntas incómodas: ¿Por qué tardó tanto la LPGA en volver? ¿Falta apoyo institucional? Documentos obtenidos por este medio revelan que, pese al crecimiento del golf femenino, la inversión en infraestructura y patrocinios sigue siendo desigual comparada con otros deportes. Mientras las golfistas se preparan para el desafío, el país observa: ¿estamos ante un momento fugaz o el inicio de una era dorada?

Una cosa es clara: el campo de Mayakoba no será solo un escenario, sino un testimonio. Si estas ocho mujeres logran brillar, podrían reescribir no solo sus carreras, sino el futuro de un deporte que busca, por fin, su lugar en el corazón de México.