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Nacional

La epidemia olvidada que convierte piel humana en criadero de parásitos

Un brote silencioso avanza en el sur de México mientras las larvas invaden tejidos humanos.

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La epidemia olvidada que convierte piel humana en criadero de parásitos

¿Qué sucede cuando ignoramos las fronteras entre salud animal y humana? Chiapas enfrenta una realidad distópica donde Cochliomyia hominivorax, el gusano barrenador del ganado, ha comenzado a devorar tejidos humanos. Un hombre de Mapastepec se convirtió en el tercer caso documentado de esta zoonosis inversa que desafía los protocolos médicos tradicionales.

Este no es un incidente aislado: es la punta del iceberg de un colapso ecosistémico. Mientras las autoridades debaten estrategias, las larvas se reproducen exponencialmente en heridas abiertas, transformando cuerpos humanos en incubadoras involuntarias. Los familiares del paciente describen el horror de extraer manualmente estos parásitos voraces antes de la intervención médica.

La estadística revela un patrón alarmante: 60% de los 1,500 casos nacionales se concentran en Chiapas, con focos rojos en seis municipios. Pero ¿por qué nadie cuestiona el modelo agropecuario que propicia estos brotes? La OMSA registra 666 focos activos, señal de que estamos perdiendo la batalla contra esta plaga del siglo XXI.

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Más allá del tratamiento sintomático, necesitamos una revolución preventiva: drones con liberación controlada de moscas estériles, biomarcadores predictivos en comunidades vulnerables, y sobre todo, romper el paradigma de que la salud humana y animal son reinos separados. La naturaleza nos demuestra, con crudeza, que todos estamos interconectados.

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