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CNTE demanda respuestas claras mientras Sheinbaum rechaza negociar directamente

Docentes exigen soluciones concretas mientras el gobierno insiste en mesas de diálogo sin avances significativos.

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CIUDAD DE MÉXICO.- La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) mantiene su postura firme: exigen a la presidenta Claudia Sheinbaum propuestas concretas para resolver sus demandas, advirtiendo que las movilizaciones continuarán si no hay avances. Con once días de protestas, el magisterio disidente insiste en la reinstalación de un diálogo directo con la mandataria, centrado en cinco ejes clave, entre ellos la derogación de la reforma a la Ley del ISSSTE.

Desde mi experiencia en conflictos laborales, he visto cómo la falta de claridad en las negociaciones prolonga las tensiones. Sheinbaum, en un intento por desescalar el conflicto, delegó la mesa de diálogo a los titulares de Educación, Gobernación y el ISSSTE, argumentando que ellos pueden dar las mismas respuestas que ella. Sin embargo, los docentes perciben esto como una evasiva. “Queremos respuestas distintas, no repetir discursos vacíos”, afirmó Pedro Hernández, secretario general de la Sección 9 en la CDMX, durante una conferencia en el plantón de Avenida Chapultepec.

El llamado formal enviado por Mario Delgado, secretario de Educación, para reunirse en Gobernación fue recibido con escepticismo. Yenny Pérez, líder de la Sección 22 de Oaxaca, cuestionó la utilidad de dialogar si no hay compromiso real para revertir la reforma pensionaria. “Si no tienen una respuesta sobre la abrogación, ¿para qué perder el tiempo?”, declaró. Esta resistencia refleja un patrón común en negociaciones fallidas: cuando una parte siente que la otra solo cumple un protocolo sin intención de ceder, la desconfianza se profundiza.

Sheinbaum, por su parte, escaló el tono al calificar a la CNTE de “antidemocrática” y acusarla de afectar a 1.2 millones de estudiantes. Incluso comparó sus tácticas con las de grupos conservadores, un argumento que, en mi observación, suele polarizar más que resolver. La tensión llegó a su punto álgido cuando la presidenta vinculó las protestas con un supuesto boicot a las elecciones judiciales, una acusación que los maestros rechazaron como un intento de desviar la atención.

En situaciones como esta, he aprendido que etiquetar al adversario como “radical” o “intransigente” rara vez abre puertas. La clave está en identificar los intereses reales detrás de las demandas. Los docentes no buscan solo mejoras salariales, sino seguridad en su futuro pensionario. Mientras el gobierno insista en respuestas genéricas y evite abordar el fondo del asunto, es probable que las calles sigan siendo el escenario de este conflicto.

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