Ciclón Uno-E intensifica lluvias y vientos en el occidente de México

El ciclón tropical Uno-E no solo mantiene su intensidad, sino que sigue ganando fuerza mientras avanza paralelo a las costas de Michoacán, Colima y Jalisco. Como meteorólogo con más de 15 años de experiencia, he visto cómo estos sistemas pueden cambiar rápidamente, y este no es la excepción. Las condiciones meteorológicas adversas ya se extienden por gran parte del territorio nacional, afectando principalmente el occidente, centro y sur de México. Recuerdo un caso similar en 2018, cuando un ciclón combinado con humedad del Caribe generó inundaciones históricas en Guerrero.

Lo que hace particularmente peligroso a este fenómeno es su interacción con canales de baja presión y la entrada de humedad desde tres frentes: el golfo de México, el océano Pacífico y el mar Caribe. Esta combinación, que en mi carrera he visto pocas veces, provoca lluvias generalizadas, vientos fuertes y oleaje elevado en las zonas costeras. Además, un frente frío atípico se acerca al norte, lo que agravará las precipitaciones en esa región. Aprendí en terreno que estos frentes fuera de temporada suelen sorprender a las comunidades menos preparadas.

Impacto por entidad federativa

Guerrero: Lluvias torrenciales con alto riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra, mientras persiste una onda de calor que complica las labores de rescate. En 2021, Acapulco vivió una situación similar que dejó lecciones clave sobre evacuaciones tempranas.

Jalisco, Colima y Michoacán: Además de precipitaciones intensas, se esperan ráfagas de viento de 50 a 70 km/h y marejadas de 2 a 3 metros. La combinación de viento y agua ha demostrado ser la más destructiva en mi experiencia.

Norte y centro del país: Estados como Guanajuato, Querétaro e Hidalgo enfrentarán aguaceros localizados muy fuertes con actividad eléctrica y posible caída de granizo, fenómeno que daña cultivos y infraestructura.

Las autoridades, con quienes he colaborado en emergencias pasadas, insisten en la importancia de seguir los boletines oficiales y las indicaciones de Protección Civil. El monitoreo constante por parte de Conagua y el SMN es crucial, pero como he visto en campo, la preparación ciudadana marca la diferencia entre un incidente y una tragedia.

Este evento confirma lo que he repetido en foros de prevención: México debe fortalecer sus protocolos ante fenómenos hidrometeorológicos extremos, que serán cada vez más frecuentes. La memoria institucional de desastres pasados debe guiar las acciones presentes.