Tuca Ferretti declara en bancarrota moral al fútbol mexicano

En un espectáculo digno de combate de gladiadores mediáticos, Ricardo “Tuca” Ferretti, ahora reconvertido en “profeta del apocalipsis futbolístico” para ESPN, ha vuelto a escupir verdades como puños contra la sacrosanta cúpula del fútbol azteca. Su pecado: decir en voz alta lo que todo el mundo susurra.

El hombre que solía ganar partidos ahora se dedica a perder diplomacia, y qué bien lo hace. En su más reciente sermón televisivo, el brasileño nacionalizado verdugo verbal desguazó con saña a los dueños de equipos, esos “filántropos del balón” que celebran asambleas con la misma utilidad que un portero en un partido de frontón.

“La mediocridad institucionalizada” —declaró el Tuca con la elegancia de un elefante en una cacharrería— mientras denunciaba que los clubes firman extranjeros como si coleccionaran cromos, dejando a los juveniles mexicanos más olvidados que el segundo tiempo del América. Según su diagnóstico, la selección nacional caerá en el próximo Mundial más rápido que un narrador de TV Azteca en un trabalenguas.

Pero aquí viene lo mejor: acusó a los directivos de pensar solo en sus arcas, esos “templos del neoliberalismo deportivo” donde el único ascenso que importa es el del precio de las chelas en los estadios. “Vociferan que piensan en el fútbol” —rugió— “pero su única táctica es la especulación financiera”.

El broche de oro fue su declaración de bancarrota moral: “Esto es peor que en 48 años”, sentenció, pintando un panorama donde la FMF parece administrada por alumnos sobresalientes de la escuela de Nerón. Eso sí, nadie podrá acusarlo de falta de pasión: mientras los directivos cuentan billetes, el Tuca sigue incendiando micrófonos como si fueran pólvora en día de independencia.

Moraleja: en el circo del fútbol mexicano, los payasos llevan corbata… y solo un brasileño cascarrabias tiene el valor de señalarlos.