Ebrio convierte auto en ariete contra barandal y la ley

JUÁREZ, NL.- Tres valientes ciudadanas participaron sin consentimiento en el “programa de concienciación vial espontánea” organizado por un caballero que, según fuentes etílicas, consideró que las líneas blancas del pavimento eran sugerencias decorativas. El evento tuvo lugar en la Avenida Eloy Cavazos, rebautizada temporalmente como “Pista de Bolos Humana”.

El conductor, un prometedor candidato al Darwin Award, demostró que el alcohol y el volante son una combinación tan brillante como fumar en una gasolinera. Testigos afirman que el sujeto practicaba la “siesta dinámica”, innovadora técnica que consiste en cerrar los ojos mientras se pilota una tonelada de acero a 60 km/h.

Las damnificadas, dos hermanas con idéntico talento para elegir compañía vehicular y una tercera mujer que prefirió huir antes de dar su nombre (comprensible), fueron atendidas por héroes anónimos con ambulancias mientras el protagonista de esta tragicomedia disfrutaba de su “tour gratuito por las celdas municipales”.

El Mazda, ahora convertido en “escultura posmoderna sobre la fragilidad humana”, bloqueó la vialidad el tiempo suficiente para que los transeúntes reflexionaran: “¿Realmente necesitamos exámenes psicométricos para trabajos básicos pero cualquiera puede obtener una licencia de conducir?”.

Mientras las víctimas se recuperan, autoridades investigan si el conductor violó alguna ley o simplemente siguió el manual no escrito de la impunidad vial mexicana, donde “estar crudo es atenuante y las barreras metálicas son culpables por aparecerse”.