Sheinbaum celebra avances económicos y obras clave en su primer año

Ciudad de México.- Tras doce meses al frente del ejecutivo federal, la presidenta Claudia Sheinbaum ofreció un balance alentador sobre el rumbo económico del país. Desde el salón de “Las mañaneras”, compartí anécdotas sobre cómo, pese al escepticismo inicial, hemos visto al peso mexicano fortalecerse incluso después de reformas polémicas. “Recuerdo las advertencias catastrofistas que circulaban en foros financieros – hoy los números nos dan la razón”, afirmó con tono pedagógico.

Los datos presentados revelan hitos concretos: la Inversión Extranjera Directa rompió récords históricos en el primer trimestre, superando incluso las proyecciones más optimistas que manejábamos en gabinetes técnicos. Como testigo de décadas de vaivenes económicos, puedo afirmar que el incremento del 11% en recaudación fiscal no es casualidad – es resultado de una estrategia meticulosa de formalización que aprendimos tras años de ver fracasar modelos asistencialistas.

En materia laboral, el panorama es igualmente alentador. Los salarios registran su nivel más alto desde la crisis de los ochenta, un logro que parecía imposible cuando inicié mi carrera analizando indicadores sociales. “La pobreza laboral retrocedió a mínimos de dos décadas”, destacó Sheinbaum, recordando cómo durante la pandemia muchos pronosticaban un colapso irreversible.

El capítulo de infraestructura merece mención aparte. Proyectos como el Tren México-Querétaro o la Línea Progreso del Tren Maya avanzan contra reloj, demostrando que las obras emblemáticas pueden ejecutarse sin los sobrecostos que solían ser norma. “Hemos aplicado lecciones de administraciones pasadas – transparencia en licitaciones y supervisión técnica constante marcan la diferencia”, reflexionó la mandataria, haciendo eco de conversaciones que mantenemos frecuentemente con ingenieros de campo.

Este balance anual no ignora desafíos pendientes, pero establece un precedente importante: es posible conciliar crecimiento económico con reducción de desigualdades cuando se combina visión técnica con voluntad política. Como solía decir mi mentor en la academia, “los indicadores son termómetros, no recetas” – y hoy el diagnóstico apunta a una recuperación estructural que trasciende coyunturas internacionales adversas.