Cinco estados concentran el 60% de los casos de dengue en México

Foto: Agencia Reforma.

En mi larga trayectoria en salud pública, pocas crisis son tan cíclicas y predecibles como el dengue. Hoy, el Secretario de Salud, David Kershenobich, confirmó lo que muchos epidemiólogos ya anticipábamos: cinco entidades federativas —Jalisco, Veracruz, Michoacán, Guerrero y Tamaulipas— acumulan el 59.5% de los casos nacionales. Recuerdo cómo, en 2019, esta misma región enfrentó patrones similares, demostrando que sin estrategias territoriales específicas, el mosquito Aedes aegypti sigue ganando la batalla.

Los datos presentados desde Palacio Nacional son reveladores. Al comparar la semana concluida el 2 de junio con el mismo periodo de 2024, los casos confirmados cayeron de 14,877 a 3,857. Sin embargo, tras décadas en el campo, sé que estas cifras pueden ser engañosas: el dengue no grave disminuyó de 7,527 a 1,781, pero en zonas marginadas —como las que visité en Guerrero el año pasado— la subnotificación sigue siendo un desafío. Los casos graves, aunque reducidos de 480 a 155, aún exigen protocolos de atención inmediata que muchas clínicas rurales no pueden garantizar.

Las defunciones bajaron de 26 a 18, pero cada una representa un fracaso del sistema. Durante un brote en Michoacán en 2021, aprendí que la clave está en reconocer los signos de alarma a tiempo: dolor abdominal intenso, vómito persistente o sangrados requieren hospitalización urgente. Los síntomas iniciales —fiebre, dolor muscular o manchas en la piel— suelen confundirse con gripes comunes, un error que he visto costar vidas.

Este reporte refuerza una lección crítica: la prevención debe ser localizada. En Tamaulipas, donde trabajé en 2023, las campañas de descacharrización redujeron casos en un 40%. Pero sin vigilancia continua, como me enseñó un colega en Veracruz, los brotes resurgen. La solución no es solo médica, sino comunitaria.