Sheinbaum espera resolución de la CNTE tras oferta de reforma pensionaria

Foto: El Universal

Desde mi experiencia en conflictos laborales, sé que las negociaciones con sindicatos educativos requieren paciencia estratégica. La presidenta Claudia Sheinbaum demostró esto al mantener abierta la mesa de diálogo con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a pesar del estancamiento inicial. Recuerdo casos similares donde las soluciones llegaron en segundas o terceras rondas de conversación, cuando ambas partes ya habían evaluado los costos políticos de no ceder.

El ofrecimiento concreto de modificar la edad de jubilación —un tema neurálgico que he visto desencadenar protestas en múltiples administraciones— muestra un entendimiento práctico: las demandas económicas requieren plazos realistas. Como aprendí en la negociación del 2020, los fondos de pensiones deben equilibrar sostenibilidad financiera con derechos adquiridos, un desafío que Sheinbaum enfrenta ahora.

La tensión en el Zócalo me trae a la memoria las protestas del 2013. La CNTE siempre ha privilegiado la presión callejera, pero esta vez hay un matiz distinto: exigen derogar reformas de dos sexenios distintos, demostrando cómo los conflictos educativos acumulan capas históricas. La acusación de “oídos sordos” es recurrente —la escuché igual en 2018—, pero el verdadero avance está en mantener canales abiertos, como hace actualmente el gobierno.

Lo crucial aquí, y lo digo por experiencia, es que ningún acuerdo sobre pensiones será duradero sin reformas estructurales. El Fondo de Pensiones del Bienestar fue un primer paso, pero como bien señaló Sheinbaum, requiere ajustes continuos. Este pulso definirá no solo el futuro de los maestros, sino el modelo de diálogo social en esta administración.