La CNTE convierte Segob en jaula de grillos con cadenas y promesas

En un acto que hubiera enorgullecido a los surrealistas, 44 apóstoles de la educación transformaron la Secretaría de Gobernación en el escenario de una tragicomedia griega moderna, donde los rehenes eran los captores y las cadenas, metáforas de promesas incumplidas.

Mientras la titular de Segob y otros altos funcionarios probaban por primera vez cómo se siente estar del otro lado de un pupitre encerrado, los maestros disidentes ofrecían una clase magistral de negociación con grilletes. El currículum incluía: “Cómo vaciar las arcas públicas en 7 horas” y “Taller de extorsión con aroma a gis”.

La CNTE, en su papel de Quijote neoliberal, acusaba a la administración de Sheinbaum de no cumplir con el sueño imposible: deshacer con varita mágica una ley de 2007 que, como todo en México, mejora con la edad como el tequila. Mientras, el gobierno respondía con la elocuencia de un contador ebrio: “93 mil millones aquí, 38 mil millones allá“, como si jugaran al Monopoly con dinero de verdad.

Tras este ensayo general de revolución (con derecho a retiro de utilería: las cadenas), los líderes sindicales partieron a consultar a sus bases, que seguramente esperan ansiosas entre cuadernos rotos y pizarrones vacíos la próxima lección de economía creativa.

Epílogo: México sigue siendo ese país donde las promesas se miden en pesos, las protestas en candados, y la educación en horas de telenovela política.