Rod Stewart cancela otro concierto en Las Vegas por prescripción médica

En un giro que nadie vio venir (o quizá todos), Sir Rod Stewart, el eterno caballero del rock con más rebotes que un balón de fútbol en un partido de tercera división, ha vuelto a dejar plantados a sus seguidores en Las Vegas. ¿La excusa? “Problemas de salud”, un eufemismo tan gastado como sus vinilos de los 70. El Colosseum del Caesars Palace, ese templo del derroche donde los millonarios apuestan fortunas mientras artistas consagrados apuestan con su reputación, se quedó otra vez sin su dosis de “Do Ya Think I’m Sexy?”.

El diagnóstico médico, según el propio Stewart en un comunicado que mezcla remordimiento y marketing, es simple: necesita “un poco más de descanso”. Traducción: alguien recordó que tiene 79 años y que cantar “Maggie May” con la energía de 1971 ya no es una hazaña, sino un milagro médico. Los fans, esos seres mitológicos que aún creen en las promesas de los íconos del rock, recibieron la noticia con la misma comprensión con la que un niño acepta que Papá Noel no existe. “Gracias por su cariño”, escribió Rod, en un guiño irónico a quienes pagaron 300 dólares por verlo ajustar su corbata de seda en el escenario.

Mientras tanto, en Las Vegas, la ciudad donde el exceso es virtud y la moderación es pecado capital, los casinos siguen girando sus ruletas. Porque aquí, la única salud que importa es la de las ganancias. Y Rod, queridos lectores, es solo otra ficha en el tablero.