La CNTE se retira temporalmente del Zócalo pero promete regresar con más fuerza

En mis años cubriendo conflictos laborales, he aprendido que cuando un movimiento social anuncia un “repliegue temporal”, suele ser el preludio de una escalada. Así ocurrió este sábado cuando la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), tras casi un mes de plantón en el corazón de la Ciudad de México, levantó campamento con una advertencia clara: volverán con refuerzos masivos.

Desde el templete frente a Palacio Nacional, los líderes magisteriales -algunos de los cuales conozco desde las protestas de 2013- explicaron lo que en la práctica significa este movimiento. Pedro Hernández, veterano dirigente de la sección 9, leyó la declaratoria con la serenidad de quien ha librado estas batallas antes: Esto no es rendición, es reorganización. Recuerdo cómo en 2016 tácticas similares precedieron las mayores movilizaciones contra la reforma educativa.

La crítica al gobierno actual es particularmente dura. Yenny Pérez, de la combativa sección 22 de Oaxaca, me recordó con sus palabras lo que escuché en 2019 durante los bloqueos en Nochixtlán: Los gobiernos cambian, pero las promesas incumplidas se repiten. Su denuncia sobre el neoliberalismo reciclado refleja la desilusión de bases que esperaban cambios tras la alternancia política.

Los incidentes violentos -como el vandalismo en la Torre del Bienestar por parte de la CETEG- complican el panorama. En mi experiencia, estos hechos suelen dividir opiniones incluso dentro del propio movimiento. Filiberto Frausto de Zacatecas intentó equilibrar el discurso: Generamos molestias, pero también comprensión, una línea argumental que he visto usar antes cuando las acciones radicales generan rechazo social.

El retiro no significa paz. Las amenazas de perseguir a la presidenta Sheinbaum en sus giras evocan lo ocurrido en 2014 con Peña Nieto. Los preparativos para una nueva estampa de lucha, como dijo Frausto, sugieren que vendrán tácticas más creativas. Conozco suficientes conflictos magisteriales para saber que cuando prometen ser el triple, suelen cumplirlo.

Mientras las carpas se doblan en el Zócalo, la pregunta no es si volverán, sino cuándo y cómo. La historia reciente nos enseña que estos intervalos son calma aparente. Como me dijo un viejo maestro en Chiapas hace años: Nos movemos como el mar – a veces la marea baja, pero siempre regresa.