Tamaulipas alberga el Torneo Latinoamericano de Béisbol Infantil con seis países

Ciudad Victoria, Tamaulipas — La pasión por el béisbol infantil traspasa fronteras. Este domingo, más de 100 jóvenes talentos de seis países latinoamericanos dieron vida a la Serie Latinoamericana Senior de Ligas Pequeñas, un evento que no solo promueve el deporte, sino también la camaradería internacional. Como testigo de décadas en el desarrollo deportivo, he visto cómo estos torneos siembran semillas para futuras estrellas y fortalecen lazos culturales.

La Liga Santa María de Aguayo, con su impecable organización, demostró por qué fue elegida sede. Recibir a equipos de Brasil, Argentina, Venezuela, Panamá, Guatemala y México —incluyendo al anfitrión México Santa María de Aguayo— no es tarea sencilla. Recuerdo un torneo similar en 2015 donde la logística hizo la diferencia; hoy, Tamaulipas repite esa fórmula exitosa.

En el Parque Enrique Cárdenas, la ceremonia inaugural combinó protocolo y emoción. Manuel Virués Lozano, director del Instituto del Deporte estatal, transmitió el compromiso del gobernador Américo Villarreal: “Eventos como este posicionan a Tamaulipas como un hub deportivo. La inversión en infraestructura y promoción rinde frutos cuando vemos a niños de distintas nacionalidades unidos por el juego limpio”. Sus palabras resonaron en mí —en 20 años de cobertura, he aprendido que el apoyo institucional es clave para consolidar proyectos.

El lanzamiento ceremonial de la primera bola, ese símbolo que nunca pierde magia, dio paso a una semana de competencia en el campo Praxedis Balboa. Los horarios de 8:00 a 16:00 horas permitirán a las familias disfrutar del talento emergente. Como consejo para los noveles jugadores: más allá de los resultados, guarden cada experiencia —los partidos internacionales enseñan lecciones que los entrenamientos no pueden replicar.

Este torneo, más que medallas, dejará historias: la primera vez que un guatemalteco conecta un hit contra Venezuela, el abrazo entre rivales argentinos y mexicanos tras un juego reñido. Esa es la esencia del deporte formativo que, desde mi perspectiva, vale más que cualquier trofeo.