El mártir autoerigido de la melancolía británica, Morrissey, ha decidido que ningún país sufre lo suficiente por su arte, y vuelve a México para regalar dos noches de lágrimas vegetarianas y reproches poscoloniales. La primera función, estratégicamente programada para Halloween en la Ciudad de México, permitirá a los asistentes disfrazarse de dos cosas: fans incondicionales o víctimas de su último discurso polémico.
“Morrissey iluminará los escenarios con la misma intensidad con la que critica a la realeza británica”, mintió descaradamente OCESA en un comunicado que omitió mencionar si el cantante exigió que el Palacio de los Deportes se pintara de negro en señal de luto por la industria cárnica.
La preventa exclusiva para tarjetahabientes Banamex —ironía pura, considerando su odio declarado al capitalismo— comenzará el 12 de junio, justo cuando los empleados bancarios recuperen el alma después de cobrar su quincena. El público general podrá comprar entradas al día siguiente, si es que no las han acaparado ya los coleccionistas de decepciones musicales.