Sinaloa celebra inversión récord mientras críticos cuestionan el reparto

En un alarde de optimismo numérico, el gobierno de Sinaloa anunció que ha logrado lo imposible: convertir 108 mil millones de pesos en ríos de prosperidad que misteriosamente evitan los barrios pobres de Culiacán. El gobernador Rubén Rocha Moya, conocido por su habilidad para multiplicar los panes y los peces (en PowerPoint), presentó cifras que harían llorar de emoción a cualquier contador creativo.

Los sectores beneficiados son tan predecibles como un guion de telenovela: construcción (45 mil millones para edificios que nadie habitará), turismo (32 mil millones en hoteles para narcotours) y comercio (13 mil millones en plazas fantasmas donde las tiendas sobreviven a base de promociones 2×1). La minería e industria completan el cuadro, porque ¿qué sería del progreso sin explotar tierra y mano de obra?

El secretario de Economía, Ricardo Velarde Cárdenas, declaró con solemnidad: Estamos construyendo el futuro (mientras el presente se cae a pedazos). Entre los proyectos estrella destacan:

• Un Centro de Convenciones para reunir a funcionarios que odian reuniones
• Un malecón que competirá con Venecia (cuando el río Culiacán deje de oler a alcantarilla)
• Hoteles de lujo donde las camas costarán lo mismo que una hipoteca

Lo más hilarante es la promesa de visión de recuperación hacia 2026, fecha mágica que coincide curiosamente con las próximas elecciones. Mientras tanto, los sinaloenses de a pie podrán consolarse viendo desde lejos los rascacielos de cristal donde se toman las decisiones que nunca los incluyen.

La inversión privada refleja crecimiento constante