Niña sufre amputación parcial de un dedo por puerta en escuela de Nuevo León

¿Cómo es posible que una puerta de salón de clases se convierta en un instrumento de trauma para una niña? La pequeña Danna Ximena, de apenas 10 años, enfrentó este martes un incidente devastador en la Escuela Primaria José Vivanco, ubicada en el exclusivo municipio de San Pedro Garza García. Según testimonios recabados por este medio, la menor sufrió una amputación parcial del dedo anular izquierdo al quedar atrapada en el mecanismo de cierre de una puerta.

Fuentes cercanas al caso revelaron que el accidente ocurrió durante horas lectivas, planteando serias dudas sobre los protocolos de supervisión en el plantel. ¿Estaban los docentes capacitados para prevenir este tipo de emergencias? Documentos obtenidos bajo solicitud de transparencia muestran que, pese a ser una institución con recursos en una de las zonas más privilegiadas de Nuevo León, los reportes de mantenimiento preventivo brillan por su ausencia.

El personal de Protección Civil que atendió la emergencia confirmó a este medio que la lesión alcanzó la estructura ósea, dejando al descubierto fallas críticas en los mecanismos de seguridad del inmueble. “No era una puerta cualquiera”, declaró un rescatista bajo condición de anonimato. “El sistema de cierre automático carecía de sensores de presión, algo básico en instituciones educativas”.

Mientras la menor era trasladada al Hospital General de Zona No. 21, surgen preguntas incómodas: ¿Cuántos accidentes similares se han registrado en escuelas de la región? Una investigación en profundidad revela que este no es un caso aislado, sino parte de un patrón recurrente de negligencia institucional en materia de infraestructura escolar.

Las autoridades educativas se limitaron a emitir un escueto comunicado, evitando abordar las causas raíz del incidente. Este silencio institucional contrasta con el relato de padres de familia entrevistados, quienes denuncian que las condiciones de riesgo en el plantel llevaban meses siendo ignoradas.

El caso de Danna Ximena no es solo un accidente escolar: es un llamado de atención urgente sobre los estándares de seguridad que protegen —o fallan en proteger— a nuestros niños. La verdad tras este incidente sugiere que, detrás de las puertas de las escuelas, se esconden peligros que van más allá de lo imaginado.