Ifigenia Martínez rompió barreras en la política mexicana del siglo XX

Hace un siglo nacía Ifigenia Martínez, una disruptora que transformó el panorama político en un México donde las mujeres ni siquiera podían votar. Murió en 2024, días después de coronar a Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, cerrando así el círculo de su lucha feminista.

Conocida como “La Maestra”, Martínez redefinió lo imposible: fue la primera mexicana en Harvard y dirigió la Facultad de Economía de la UNAM, pero su verdadero impacto llegó en la arena política. Junto a Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, cofundó la Corriente Democrática, el germen del PRD que desafió el monopolio priista.

Su batalla por la democracia interna y contra el autoritarismo del PRI la llevó a ser diputada federal en cuatro legislaturas y senadora dos veces, marcando un precedente como la primera opositora electa en el Senado.

En 2021, al recibir la Medalla Belisario Domínguez, su discurso resonó en la era de la polarización: México es nuestra casa común. Hoy más que nunca necesitamos unidad frente a los desafíos globales. Una visión que conecta con los movimientos progresistas actuales que buscan cohesión social.

Su legado trasciende fronteras: como embajadora ante la ONU y fundadora de la Asociación de Mujeres por la Soberanía Nacional, anticipó luchas contemporáneas por la equidad de género y la integración latinoamericana.

El 1° de octubre de 2024, ya con salud frágil pero con convicción intacta, colocó la banda presidencial a Sheinbaum. En su último mensaje, escrito como testamento político, declaró: Hoy llegamos todas. Esto no es un final, es el despegue de la era que soñamos. Una frase que sintetiza el espíritu de las nuevas generaciones que hoy ocupan los espacios que ella abrió.