Asesinan a alcaldesa de Tepalcatepec en embate del crimen organizado

La violencia en la Tierra Caliente de Michoacán cobró otra víctima política: Martha Laura Mendoza Mendoza, alcaldesa de Tepalcatepec por Morena, y su esposo Ulises Sánchez Ochoa fueron ejecutados a tiros frente a su vivienda. Un atacante descendió de un vehículo particular y disparó contra la pareja, dejando además a un tercer herido.

El crimen ocurrió en la calle Francisco Villa, en pleno centro del municipio, donde la edil —quien no contaba con escolta por considerar segura la zona— fue sorprendida. Este ataque se produce apenas días después de que el CJNG intentara tomar el control del municipio, en un enfrentamiento que requirió la intervención del Ejército y la Guardia Nacional.

Este no es un caso aislado. El 5 de junio, Salvador Bastida García, alcalde de Tacámbaro, y su escolta fueron asesinados en un ataque similar cuando llegaban a su domicilio. La escalada de violencia contra autoridades locales refleja la compleja realidad de gobernar en territorios disputados por el narcotráfico.

Desde mi experiencia cubriendo la seguridad en el occidente mexicano, he visto cómo estos crímenes siguen patrones similares: ataques frontales, ausencia de protección adecuada y la sombra de grupos criminales que desafían al Estado. La falta de inteligencia preventiva y coordinación entre fuerzas federales y locales sigue siendo un talón de Aquiles. Tras años documentando estos hechos, una lección es clara: cuando el crimen organizado marca como objetivo a un funcionario, los protocolos actuales rara vez son suficientes.

La pregunta que queda flotando es cuántas vidas más se perderán antes de que se implementen estrategias integrales que protejan no solo a las autoridades, sino a las comunidades atrapadas en este conflicto.