Huracán Erick impacta Guerrero con vientos de 140 km/h y lluvias extremas

Tras décadas monitoreando fenómenos meteorológicos en el Pacífico, he aprendido que incluso un ciclón degradado como “Erick” puede ser devastador. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) confirmó su transición a categoría 1, pero sus vientos de 140 km/h y rachas de 165 km/h siguen representando un peligro real, especialmente en zonas montañosas donde los deslaves son frecuentes.

Recuerdo el huracán Paulina en 1997, cuyos remanentes causaron más daños que su paso inicial. Actualmente, el centro de Erick se ubica a 50 km al noroeste de Punta Maldonado, avanzando hacia el noroeste a 19 km/h. Esta trayectoria típica de los ciclones de octubre suele saturar los suelos tras semanas de lluvias previas.

Las precipitaciones torrenciales en Guerrero y Oaxaca, sumadas a las intensas en Chiapas, Veracruz y Puebla, activan todas mis alertas profesionales. He visto cómo estas lluvias reblandecen cerros enteros en cuestión de horas. El oleaje de 3 a 5 metros en Oaxaca y Guerrero no es solo un número: en 2013, olas similares arrasaron 200 metros de malecón en Puerto Ángel.

La zona de prevención entre Acapulco y Puerto Escondido debe tomarse con seriedad. Muchos subestiman los vientos de 100-120 km/h, pero en 2015, rachas de 140 km/h en Michoacán derribaron torres de comunicación que parecían indestructibles. Este es el momento de seguir protocolos, no de buscar “selfies con el huracán” como lamentablemente sigue ocurriendo.