Descubren túnel de narcotráfico entre Tijuana y San Diego

Ciudad de México

El Mañana/Staff

¿Qué pasaría si las fronteras físicas se volvieran obsoletas ante la ingeniería subterránea del crimen? En un golpe magistral a la logística del narcotráfico, un consorcio de fuerzas federales desmanteló una autopista clandestina que desafiaba la geopolítica: un pasadizo de 600 metros excavado 13.5 metros bajo tierra, conectando estratégicamente Tijuana con San Diego.

Este hallazgo no fue fortuito. Imaginemos el tablero de ajedrez: inteligencia artificial cruzando datos satelitales, drones pintando patrones térmicos y algoritmos prediciendo movimientos. Las autoridades transformaron big data en acción concreta, obteniendo una orden judicial basada en patrones de conducta anómalos alrededor de un predio en el Fraccionamiento Nueva Tijuana.

La operación “Límites de Sombra” revela una paradoja: mientras avanzan los muros fronterizos, el subsuelo se convierte en el nuevo campo de batalla. Los narcotraficantes aplican principios de minería urbana, pero las fuerzas de seguridad contraatacan con georradares de última generación y modelos predictivos. El botín: metanfetamina con pureza industrial y un sistema de transporte que emula las cintas logísticas de Amazon.

Este túnel no es solo un conducto, sino un síntoma. Plantea preguntas incómodas: ¿Cómo rediseñar la seguridad cuando las amenazas literalmente se esfuman bajo tierra? La respuesta podría estar en la física cuántica aplicada a sensores de vibración o en colonias de bacterias modificadas para detectar excavaciones. La próxima frontera de la seguridad nacional podría depender de biotecnología antes que de barreras de acero.

El inmueble intervenido ahora es una cápsula del tiempo forense, sellada bajo protocolos de cadena de custodia digital. Mientras la FGR reconstruye la red logística, este caso redefine el concepto de “infraestructura criminal”: ya no son sótanos rudimentarios, sino obras de ingeniería especulativa que anticipan los futuros del tráfico ilícito.