Los héroes anónimos que vigilan la Ciudad de México desde el cielo

Detrás del rugido de los motores y el giro constante de las hélices, se esconde una historia poco contada: la del Agrupamiento Cóndores, un cuerpo de élite que durante 54 años ha sido testigo silencioso de las emergencias de la capital mexicana. ¿Qué secretos guardan estos guardianes aéreos?

Francisco Tamés, director general de Servicios Aéreos de la SSC, conoce cada grieta de esta historia. Llegó como piloto hace 43 años, ascendiendo a director hace una década. “Los números hablan: 14,667 operaciones entre helicópteros y ambulancias aéreas, miles de vidas rescatadas”, revela con orgullo. Pero, ¿cómo logran esta eficiencia?

La respuesta podría estar en su estructura única: 113 profesionales entre pilotos, paramédicos y personal de apoyo, trabajando en sincronía con el ERUM. “Aquí no solo somos policías; somos rescatistas, vigilantes, trasplantadores de órganos”, confiesa Tamés. ¿Es este el modelo a seguir para otras ciudades?

Un dato sorprendente: cinco de sus diez aeronaves son las únicas ambulancias aéreas certificadas por la Secretaría de Salud en México. Más intrigante aún: su taller interno, donde realizan mantenimiento total, reduciendo costos. ¿Qué otras innovaciones ocultan?

Las satisfacciones, según Tamés, van más allá de las estadísticas: “Perseguir delincuentes desde el aire, rescatar víctimas de incendios o secuestros… eso no tiene precio”. Pero queda una pregunta pendiente: ¿por qué, pese a su impacto, su labor sigue siendo tan desconocida para el público?

Mientras celebran sus 54 años, los Cóndores enfrentan un nuevo desafío: mantener su legado en una ciudad que cambia rápidamente. Su historia, como sus helicópteros, sigue escribiéndose en el viento.