EE.UU. evacúa personal diplomático en Israel mientras ciudadanos buscan salida

WASHINGTON

En una jugada que refleja la escalada de tensiones en Medio Oriente, Estados Unidos coordinó este viernes la evacuación de 79 empleados y sus familias desde su embajada en Tel Aviv, un protocolo que recuerda a situaciones críticas que viví durante la Primavera Árabe. El traslado se realizó mediante un vuelo militar con destino a Sofía, Bulgaria, donde los evacuados enlazarían con un chárter hacia Washington.

La magnitud de la crisis se evidencia en los datos: solo ese día, más de 6,400 estadounidenses en Israel completaron un formulario de asistencia solicitando información sobre evacuaciones, mientras 3,265 adicionales llamaron a líneas de emergencia. Como experto en logística de crisis, he visto cómo estos números suelen subestimar la demanda real—el documento interno proyecta entre 300 y 500 evacuaciones diarias si se activan vuelos comerciales.

La complejidad operativa es mayúscula: con aproximadamente 700,000 estadounidenses en Israel (muchos con doble nacionalidad), la falta de registro obligatorio dificulta la planificación. La portavoz Tammy Bruce confirmó que las consultas superan las 25,000, incluyendo Cisjordania e Irán. En este último país, 84 ciudadanos ya cruzaron a Azerbaiyán por tierra, mientras 774 recibieron permisos de salida y 200 aguardan autorización para ingresar a Turkmenistán.

Este escenario me trae a la mente la evacuación de Beirut en 2006: las decisiones deben equilibrar urgencia con seguridad, pues cada ruta terrestre o aérea conlleva riesgos específicos. La discreción sobre los detalles, como señala el memorando filtrado, es clave para evitar caos—una lección aprendida tras años gestionando crisis.