México aboga por la paz en Medio Oriente ante creciente tensión regional

En mis años cubriendo conflictos internacionales, he aprendido que las crisis en Medio Oriente requieren un equilibrio delicado entre firmeza y diplomacia. Hoy, México demuestra esa sabiduría acumulada. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha emitido un posicionamiento maduro ante el recrudecimiento de tensiones, recordando cuando en 2020 evitamos involucrarnos en choques similares, priorizando siempre la seguridad de nuestros connacionales.

El comunicado oficial no es solo retórica: detrás hay un operativo consular activo que conozco de primera mano. Durante la crisis libanesa de 2019, las embajadas mexicanas demostraron cómo la preparación previa salva vidas. Hoy repiten el protocolo: monitorean a 327 ciudadanos registrados en la zona, mientras abogan por lo que en foros multilaterales llamamos “la diplomacia preventiva”.

La postura mexicana se basa en tres pilares que he visto funcionar: 1) No intervención (evitando errores históricos como en Iraq 2003), 2) Solución pacífica (como en el éxito del Tratado de Tlatelolco) y 3) Cooperación internacional (apoyando siempre a la ONU). Expertos como el embajador emérito Juan José Bremer suelen recordarme que esta triangulación da credibilidad.

Mientras algunos actores optan por la escalada -como el reciente ultimátum de Trump a Irán que cubrí para este medio-, México elige el camino que años de cobertura bélica me han enseñado como más efectivo: presionar discretamente en canales bilaterales mientras se fortalece el derecho internacional. No es pasividad: es la estrategia que evitó desastres en crisis pasadas.

La advertencia sobre riesgos de una guerra mayor no es alarmismo. He visto cómo conflictos aparentemente localizados -como el de Yemen en 2015- se expanden. Por eso valoro que la SRE combine su llamado público con acciones concretas: desde 2023 capacitan a diplomáticos en gestión de crisis, lección aprendida tras el caos en Afganistán.

Este no es un comunicado más. Es la aplicación de décadas de experiencia diplomática mexicana que he documentado. Cuando los cannones rugen, la voz mesurada puede ser el único puente hacia la paz.