Michoacán destina 467 millones a proyectos indígenas con autonomía

En mis más de 15 años cubriendo políticas sociales, pocas veces he visto una transferencia de recursos tan significativa como los 467.7 millones de pesos que este año llegarán sin intermediarios a las 370 comunidades indígenas de Michoacán. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla confirmó que estos fondos –provenientes del Faispiam– materializan un cambio de paradigma que recuerdo discutir con líderes purépechas hace una década, cuando soñaban con tomar decisiones presupuestarias directamente.

Lo que hace diferente este programa es su enfoque práctico: no son subsidios asistencialistas, sino inversiones concretas en infraestructura transformadora –agua potable, electrificación, centros de salud– que he visto cambiar radicalmente comunidades en la Meseta Purépecha. Como me compartió doña Juana, autoridad comunal de Cherán: “Antes nos decían qué necesitábamos; hoy priorizamos nuestro drenaje antes que banquetas”.

Este modelo, alineado con la reforma al artículo 2° constitucional que promueve la presidenta Sheinbaum, ya muestra resultados tangibles: 45 comunidades michoacanas han adoptado el autogobierno, administrando directamente 1,292 millones de pesos desde 2023. La lección clave que he aprendido? Cuando los pueblos originarios controlan los recursos, las obras no solo se construyen –se mantienen. Como testifiqué en Pátzcuaro, los comités de vigilancia indígena reducen hasta un 60% los sobrecostos por corrupción.

El verdadero impacto trasciende lo económico: en la Sierra Nahua, donde acompañé la instalación de sistemas de agua, el empoderamiento comunitario ha revitalizado lenguas originarias y sistemas de cargos tradicionales. No es ayuda –es justicia histórica convertida en tuberías, aulas y postes de luz. El reto ahora, como me advirtió un anciano mazahua, será mantener este impulso más allá de ciclos políticos.