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La Corte Suprema salva parte de Obamacare en medio de batalla ideológica

El máximo tribunal estadounidense traza la línea entre fe y salud pública en un fallo que impacta a millones.

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La Corte Suprema salva parte de Obamacare en medio de batalla ideológica

La Corte Suprema el 25 de abril de 2024, en Washington.

WASHINGTON, D.C. — En un giro digno de tragicomedia shakespeariana, los nueve oráculos togados de la nación resolvieron que la salud pública pesa más que los escrúpulos divinos… pero solo por 6 a 3. Así, mientras 150 millones de mortales seguían accediendo a estatinas y pruebas de VIH, tres jueces disidentes preparaban sus pergaminos para explicar por qué Dios prefiere el colesterol alto.

El fallo —una obra maestra de burocracia celestial— determinó que un panel de expertos médicos puede seguir decidiendo qué medicamentos cubrir, sin necesidad de que el Senado los bendiga. “Total, si al secretario de Salud no le gustan sus recomendaciones, puede despedirlos como si fueran empleados de McDonald’s”, resumió el juez Kavanaugh, probablemente entre sorbos de un café con leche de $8.

La ironía suprema: la administración Trump, que pasó cuatro años intentando desmantelar Obamacare con la furia de un niño quitando piezas de Lego, terminó defendiendo la ley ante el tribunal. “Es inconstitucional… pero mientras tanto, aquí tienen sus pastillas para el VIH”, parecían decir los abogados del gobierno, en lo que los analistas llaman “el síndrome de Schrödinger: la política de salud que odias pero que debes preservar”.

Mientras tanto, Clarence Thomas y sus compañeros de disidencia escribieron lo que solo puede describirse como un fanfiction constitucional: “Si los padres fundadores hubieran querido que expertos en medicina decidieran sobre medicina, habrían puesto un estetoscopio en el escudo nacional”.

Los servicios salvados de este peculiar juicio final incluyen desde pastillas que evitan el cáncer de mama hasta pruebas que detectan el de pulmón —curiosamente, dos condiciones que afectan poco a las corporaciones celestiales que demandaron, pero mucho a sus empleadas mortales—. Queda la pregunta: ¿Es este un triunfo de la razón o simplemente otro capítulo en la eterna guerra donde la salud es rehén de la ideología? La respuesta, como siempre, vendrá en el próximo episodio de “Así gira la Corte”.

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