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El gran circo de los empleos fantasma y las carreteras de papel

Mientras las cifras bailan en conferencias, los baches siguen gobernando las calles.

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El gran circo de los empleos fantasma y las carreteras de papel

En un acto de magia burocrática digno de Houdini, el Gobierno de México ha declarado la creación de 52,762 empleos, aunque nadie los ha visto. Estos puestos, tan etéreos como el humo de los discursos oficiales, surgieron gracias al Programa Nacional de Infraestructura Carretera, un plan tan ambicioso que incluso los topógrafos se rascan la cabeza preguntándose dónde están los kilómetros prometidos.

El secretario de Infraestructura, Jesús Antonio Esteva Medina, anunció con solemnidad que se invertirán 53,312 millones de pesos este año y 372,804 millones en el sexenio. Cifras tan redondas que hacen sospechar que fueron calculadas con un dado de casino. Entre los proyectos estrella: 109 km de obras de continuidad (continuidad de qué, nadie lo sabe), 2,220 km de ejes prioritarios (prioritarios para quién, tampoco está claro), y 16 km de puentes que, según rumores, conectan el mundo real con el de los presupuestos inflados.

Pero no todo es fantasía. Tras el paso del huracán Erick, la SICT removió 173,800 m³ de material, aunque los ciudadanos juran que solo vieron pasar camiones vacíos. Eso sí, en 48 horas se abrieron las carreteras, un récord que haría llorar de envidia a Flash.

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Entre los avances más notables: el Puente Rizo de Oro en Chiapas, que promete ser tan dorado como el chocolate de imitación, y el Puente Nichupté en Quintana Roo, cuyo nombre suena a hechizo de Harry Potter. Mientras, en Cuautla-Tlapa el avance es del 5%, lo que en términos reales significa que alguien clavó un letrero con el nombre del proyecto.

El programa Bachetón, joya de la corona, promete invertir 30,000 millones en 2025 para tapar hoyos, aunque los conductores aseguran que los baches crecen más rápido que los hongos después de la lluvia. Y mientras los ciudadanos esquivan cráteres en las calles, los funcionarios celebran en sus “mañaneras” el éxito de obras que solo existen en PowerPoint.

En resumen: si las palabras construyeran carreteras, México tendría la red vial más extensa del universo. Pero por ahora, seguimos viajando en el país de la imaginación, donde los empleos son estadísticas y las carreteras, promesas.

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