Conéctate con nosotros

Nacional

El día que un despido terminó en balacera y teatro policial

La justicia llegó con balas en un drama laboral convertido en tragedia urbana.

Avatar

Publicado

en

En un giro tragicómico digno de un guion de telenovela policiaca, un exempleado decidió que la mejor carta de recomendación para su antiguo jefe era una pistola y un rehén. El escenario: un centro social en la alcaldía Gustavo A. Madero, donde la justicia laboral se imparte ahora con plomo en vez de indemnizaciones.

Según el libreto oficial, el protagonista de esta farsa —un hombre despechado por un despido de hace tres años— irrumpió como si fuera el héroe de una película de acción barata. Su demanda: ¿reinstalación? ¿compensación? No, simplemente el derecho a protagonizar un tiroteo en horario matutino, mientras los vecinos desayunaban.

La policía, siempre puntual en estos dramas, desplegó su repertorio habitual: negociadores con suerte dispar (literalmente), francotiradores con gatillo fácil y un alcalde que declaró “todo bajo control” minutos antes de que el elenco secundario empezara a disparar. El negociador herido en la mano —ironía suprema— no pudo “manejar” la situación.

Anuncio

Tras tres disparos (¿eran necesarios o solo querían emular un western?), el telón cayó con lonas negras para ocultar el decorado ensangrentado. Los peritos llegaron tarde, como siempre, para documentar otra función del circo de la violencia urbana, donde los ciudadanos son espectadores obligados y los policías, actores mal pagados.

Moraleja: en la Ciudad de México, hasta los despidos injustos tienen un final explosivo. Y si buscas justicia, mejor contrata un guionista… o un francotirador.

Anuncio
Anuncio

Ultimas Publicadas

Anuncio

Lo mas visto del día