Ucrania y Europa reinventan la cooperación militar ante el repliegue de EE.UU.

KIEV — En un giro estratégico que desafía el paradigma tradicional de dependencia estadounidense, Ucrania está tejiendo una red de alianzas industriales militares con socios europeos. Mientras Washington congela parte de su ayuda bélica, Kiev transforma la crisis en una oportunidad para revolucionar su base de defensa mediante cofabricación de armamento.

Este movimiento surge cuando las fuerzas ucranianas enfrentan una ofensiva rusa renovada y escasez crítica de efectivos. ¿Podría esta colaboración industrial convertirse en el modelo del futuro? Dinamarca ya alberga empresas ucranianas de defensa, y Alemania acelera proyectos conjuntos, demostrando que la innovación en cadenas de suministro bélicas puede nacer de la necesidad.

“Europa debe redefinir su autonomía estratégica”, declaró el ministro danés Troels Lund Poulsen, cuyo país invierte directamente en fábricas ucranianas. Una apuesta arriesgada que podría reducir costos y plazos de producción, desafiando los modelos tradicionales de exportación de armas.

El presidente Volodímir Zelenski destacó que los proyectos conjuntos serán prioritarios en próximas negociaciones con la UE. Paralelamente, el Parlamento ucraniano prepara una ley histórica para facilitar estas alianzas, incluyendo incentivos fiscales y marcos legales ágiles.

Moscú interpreta el repliegue estadounidense como una ventana hacia negociaciones, pero Kiev y sus socios europeos responden con innovación bélica descentralizada. Sin embargo, persisten desafíos: Europa carece de equivalentes a sistemas críticos como los HIMARS o los Patriots, revelando brechas tecnológicas que exigirán reinvención industrial a marchas forzadas.

Este escenario no solo redefine el mapa geopolítico militar, sino que plantea una pregunta disruptiva: ¿Podría la cofabricación de armas convertirse en el nuevo estándar de cooperación defensiva global, reduciendo la dependencia de superpotencias?