México decomisa 880 mil litros de combustible robado en Tabasco

El Gobierno de México ha asestado un nuevo golpe al crimen organizado con el decomiso de más de 880.000 litros de hidrocarburos robados en Cunduacán, Tabasco. La operación, coordinada entre la Fiscalía General de la República y el Gabinete de Seguridad, reveló dos predios convertidos en centros de almacenamiento ilegal, donde también se incautaron siete vehículos, dos montacargas y más de 1.000 contenedores.

Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, destacó en redes sociales la magnitud del hallazgo, subrayando que el huachicol sigue siendo un desafío prioritario debido a la sofisticación de las redes delictivas. Tabasco se consolida como epicentro de esta batalla: solo en 2025, se han interceptado más de tres millones de litros en un solo operativo, además de maquinaria para refinar crudo.

La estrategia contra el robo de combustibles —que incluye desde el saqueo de ductos hasta el contrabando fiscal— ha escalado bajo la administración de Claudia Sheinbaum. Recientemente, un operativo desmanteló una banda con 32 detenidos, incautando 16 millones de pesos y rescatando fauna exótica. Expertos estiman que estas prácticas le cuestan al país hasta 177.000 millones de pesos anuales, mientras Pemex reporta pérdidas por 20.000 millones solo en variantes tradicionales.

¿Y si el huachicol no fuera solo un problema de seguridad, sino una señal de fallos sistémicos en la cadena energética? Innovadores proponen blockchain para rastrear combustibles o incentivos económicos para formalizar a los actores informales. La disrupción, más que la fuerza, podría ser la clave.