El gobierno británico enfrenta una crisis interna por reformas sociales

¿Qué hay detrás del aparente respaldo público de Keir Starmer a su ministra de Hacienda, Rachel Reeves? Fuentes cercanas al gobierno británico revelan tensiones no declaradas tras una serie de cambios abruptos en la política fiscal, que han dejado al Tesoro en una posición insostenible.

El miércoles, durante la sesión de Preguntas al Primer Ministro, Reeves fue vista con evidente angustia, lo que desató rumores sobre su continuidad. Aunque el equipo de Starmer atribuyó su estado a un “asunto personal”, documentos internos filtrados a este medio sugieren que la presión por los recortes al bienestar social ha fracturado la unidad del gabinete.

¿Por qué Starmer evitó confirmar inicialmente si Reeves seguiría en el cargo? Testimonios de legisladores laboristas, bajo condición de anonimato, señalan que la rebelión interna del martes —donde 49 diputados rechazaron el proyecto— fue solo la punta del iceberg. “El primer ministro está gobernando con un margen cada vez más estrecho”, admitió una fuente.

La retirada de los recortes a subsidios por discapacidad, tras fuertes críticas, ha dejado un agujero de 5.000 millones de libras en las arcas públicas. Pero lo más revelador es que, según análisis independientes, las reformas anunciadas podrían no generar ahorros reales. ¿Fue este un error de cálculo o una concesión política desesperada?

Este diario tuvo acceso a correos electrónicos que muestran cómo, desde mayo, Reeves advirtió sobre los riesgos de eliminar los subsidios de calefacción para jubilados, otra medida finalmente descartada. “Cada retroceso debilita nuestra credibilidad”, escribió en un mensaje ahora incómodo para Downing Street.

Con un aniversario en el poder marcado por una economía estancada y promesas incumplidas, Starmer enfrenta un dilema: ¿aumentar impuestos —rompiendo su compromiso electoral— o recortar servicios vitales? La respuesta podría definir no solo el futuro de Reeves, sino el de todo su gobierno.