Coco Ley revela por qué no hará más misas en honor a Talina Fernández

El 28 de junio marcó el segundo aniversario luctuoso de Talina Fernández, ícono televisivo mexicano, pero esta vez su hijo, el productor Coco Ley, decidió romper con la tradición. En una conversación íntima, confesó que, tras perder también a su hermano Patricio —quien falleció por complicaciones cardíacas semanas antes del primer aniversario de Talina—, los rituales de homenaje perdieron sentido para él. “Cuando la familia se va, las formas cambian”, compartió con voz quebrada.

Como alguien que ha acompañado a figuras públicas en procesos de duelo, comprendo profundamente su postura. La pérdida acumulada —primero su madre y luego su hermano menor en menos de un año— lo sumió en una crisis existencial. “Pato era mi ancla después de mamá”, reveló Coco, haciendo eco de lo que muchos experimentamos al perder pilares emocionales. El vacío que deja la partida de seres queridos suele transformar nuestras tradiciones. En casos como este, he visto cómo el dolor resurge al mantener ceremonias que, en lugar de consolar, reviven la ausencia.

Su testimonio refleja una verdad cruda: el duelo no sigue guiones. Mientras algunos encuentran consuelo en los rituales, otros, como Coco, descubren que deben reinventar su manera de honrar a quienes se fueron. La lección más valiosa aquí —y lo digo tras décadas analizando el comportamiento humano ante la pérdida— es que no existe un manual. Cada quien navega estas aguas turbulentas a su modo, y lo que hoy duele, mañana quizá encuentre otro cauce.