Sheinbaum reclama coordinación con EU en caso de Ovidio Guzmán

En un giro revelador del caso de Ovidio Guzmán, heredero del cartel de Sinaloa, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó la necesidad de que las autoridades estadounidenses mantengan diálogo con la Fiscalía General de la República (FGR) tras la extradición del acusado. Desde mi experiencia en cobertura de seguridad, esta petición subraya una tensión histórica: la asimetría en la cooperación bilateral contra el narcotráfico.

El hecho cobra relevancia tras la decisión de la Fiscalía de Nueva York de retirar cargos para centralizar el proceso en Chicago, luego de que Guzmán aceptara declararse culpable. Recuerdo casos similares, como el de “El Mayo” Zambada, donde la fragmentación de jurisdicciones diluyó responsabilidades. Sheinbaum, en su conferencia matutina, cuestionó con astucia: “¿Qué dice EU sobre organizaciones terroristas? ¿Y qué acciones concretas están tomando?”. Un enfoque que trasciende lo jurídico para abordar las raíces geopolíticas del problema.

La mandataria recordó el costo humano de la captura —soldados mexicanos fallecidos— y la violencia en Sinaloa, estado que hoy lidera índices de homicidios. Aquí, su tono refleja una lección aprendida: “No defendemos a nadie, pero debemos entender el contexto”. En mis años reportando en Culiacán, he visto cómo estas operaciones generan olas de violencia que duran años.

El llamado final de Sheinbaum es claro: exigir transparencia sobre los impactos colaterales de la extradición. Como analista, valoro este enfoque pragmático —alejado de discursos maniqueos— que prioriza la protección de civiles sobre triunfos mediáticos. Un recordatorio de que, en la guerra contra el narco, las victorias legales deben medirse también en vidas salvadas.