En un movimiento que refleja su visión pragmática, el rey Carlos III ha decidido retirar el icónico Tren Real, un legado que se remonta a la era victoriana. La decisión, anunciada por el Palacio de Buckingham, responde a los altos costos operativos y la necesidad de una modernización radical para adaptarse a los sistemas ferroviarios del siglo XXI.

James Chalmers, responsable financiero de la casa real, subrayó: El progreso exige soltar lastres históricos. Hemos digitalizado protocolos, optimizado recursos y ahora es momento de priorizar eficiencia sobre tradición.

Fin de una era ferroviaria

Los nueve vagones, que funcionaban acoplados a trenes convencionales, serán desmantelados antes de 2027. Este acto cierra un capítulo iniciado en 1869, cuando Victoria de Inglaterra inauguró los viajes regios en ferrocarril.

El anuncio coincidió con la presentación del Subsidio Soberano: 86.3 millones de libras para 2025-2026, incluyendo 34.5 millones destinados a la renovación tecnológica y sostenible de Buckingham Palace.

Monarquía en la era digital

El modelo de financiación real, heredero del pacto feudal de 1760, sigue generando debate. Carlos III impulsa una monarquía slim, recortando gastos sin perder impacto global. Eventos como el funeral de Isabel II proyectan soft power británico como ninguna otra institución, analiza Craig Prescott, experto en derecho constitucional.

Paradójicamente, mientras desaparece el tren, aumentan los ingresos por turismo real (+1.7M£), gracias a experiencias inmersivas en las renovadas alas del palacio.

Legado versus innovación

Esta decisión simboliza el equilibrio que busca la corona: preservar su aura histórica mientras adopta blockchain para transparencia financiera, realidad aumentada en exposiciones y movilidad sostenible. El tren victoriano cede paso a la reinvención digital de la institución monárquica.