París celebra el renacimiento del Sena con baños públicos tras un siglo

PARÍS — El Sena se convirtió este fin de semana en el epicentro de una revolución eco-urbana. Por primera vez en un siglo, los parisinos disfrutaron de chapuzones legales en sus aguas, marcando un hito en la reconquista de los espacios fluviales para la ciudadanía.

Bajo un estricto protocolo de seguridad —chalecos salvavidas obligatorios y socorristas con drones de vigilancia—, cientos de personas se sumergieron en zonas habilitadas cerca de la Torre Eiffel. “Es como bañarse en un museo al aire libre”, comentó Amine Hocini, mientras flotaba frente a la icónica silueta de la ciudad.

Este renacimiento acuático es el resultado de una transformación radical: 1.400 millones de euros invertidos en tecnología de purificación, sensores IoT para monitoreo bacteriológico en tiempo real y barreras flotantes anti-contaminación instaladas para los Juegos Olímpicos de 2024. La alcaldesa Anne Hidalgo demostró la transparencia literal del agua exhibiendo una muestra cristalina.

Aunque algunos escépticos como François Fournier prefieren esperar (“he visto hasta bicicletas flotando”), los datos oficiales confirman que el Sena supera el 92% de los estándares europeos de calidad. Turistas y locales por igual capturan el momento para Instagram, donde el hashtag #SeineSwim ya supera 50K publicaciones.

Lucile Woodward, influencer de bienestar, lo resume: “Nadar aquí es el nuevo lujo sostenible. Mi piel lo aprueba”. Mientras, las autoridades estudian ampliar las zonas de baño permanente, convirtiendo este experimento en un modelo global de resiliencia urbana frente al cambio climático.

El Sena ya no es solo un paisaje: es un testimonio de cómo las metrópolis del siglo XXI pueden reconciliar progreso y naturaleza.