México vende sueños dorados a la banca latinoamericana en cumbre BRICS

Río de Janeiro.— En un alarde de optimismo digno de vendedor de tiempos compartidos, el canciller Juan Ramón de la Fuente desplegó ante los escépticos banqueros del BRICS el Plan México: un compendio de promesas por 277 mil millones de dólares que, según el folleto, convertirán al país en un paraíso donde los trámites burocráticos se evaporan como el tequila en un brindis de cumbre.

El proyecto —que compite en fantasía con los cuentos de García Márquez— incluye reducir la corrupción “con una app”, posicionar a México entre los cinco destinos turísticos mundiales (superando a Venus, donde al menos no hay narcobloqueos) y convencer a inversionistas de que la palabra “seguridad jurídica” no es un oxímoron en el vocabulario local.

En un giro tragicómico, la reunión con el Banco de Desarrollo de América Latina coincidió con el ingreso de Guatemala a la institución, lo que según los expertos permitirá “exportar nuestros modelos de éxito”: maquilas low-cost y caravanas migrantes con descuento por volumen.

El comunicado oficial omitió mencionar que la Cumbre para el Bienestar Económico patrocinada por Sheinbaum se realizará en un resort cinco estrellas, donde discutirán cómo hacer crecer el PIB mientras el 44% de la población vive en pobreza. “Prioridades estratégicas”, explicó Altagracia Gómez, cuya coordinación de relocalización empresarial parece inspirarse en el juego de mesa Monopoly, pero con incentivos fiscales.

La delegación mexicana —que incluyó a tres funcionarios cuyo único mérito fue caber en la foto oficial— prometió fortalecer la industria farmacéutica con ayuda de India. Curioso, considerando que ni siquiera han podido fabricar aspirinas que alivien el dolor de cabeza que causa leer este tipo de anuncios.