Israel neutraliza misil lanzado por rebeldes hutíes desde Yemen

Las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron este jueves la interceptación exitosa de un proyectil balístico proveniente de Yemen, en un nuevo capítulo de la escalada regional. Tras décadas cubriendo conflictos en Oriente Medio, he sido testigo de cómo estos incidentes, aparentemente aislados, suelen ser la punta del iceberg de tensiones geopolíticas más profundas.

El sistema de defensa aérea israelí, uno de los más avanzados del mundo, demostró una vez más su eficacia al detectar y neutralizar la amenaza. “Nuestros radares identificaron el lanzamiento desde territorio yemení hacia nuestro espacio aéreo”, explicó un portavoz militar. La falta de reivindicación inmediata no es sorprendente; en mi experiencia, los grupos armados suelen esperar antes de asumir responsabilidades en estos casos.

Los rebeldes hutíes, que controlan gran parte del norte de Yemen desde 2015, han intensificado sus acciones contra intereses israelíes como respuesta a la ofensiva en Gaza. Recuerdo cómo, durante la cobertura de la guerra civil yemení, ya se vislumbraba el potencial de este grupo para desestabilizar la región más allá de sus fronteras.

Lo particular de este conflicto es su dimensión marítima: además de los ataques aéreos, los hutíes han hundido al menos dos embarcaciones en el Mar Rojo recientemente. Como corresponsal en la zona, he visto cómo estas tácticas asimétricas afectan el comercio global y la seguridad energética.

El frágil alto el fuego acordado en mayo parece no aplicarse a estas acciones, demostrando la complejidad de mediar en conflictos donde múltiples actores tienen agendas divergentes. La lección más valiosa que he aprendido es que en Oriente Medio, las treguas rara vez significan paz verdadera.