Florinda Meza arremete contra MAX por la bioserie de Chespirito

La eterna Doña Florinda, Florinda Meza, ha vuelto a encender la mecha de la controversia. Tras negar inicialmente acciones legales contra los herederos de Roberto Gómez Bolaños, ahora dirige su artillería verbal hacia MAX, la plataforma que alberga la bioserie “Sin querer queriendo”. ¿Qué hay detrás de este conflicto que mezcla legados artísticos, memoria emocional y derechos de autor?

En un giro irónico digno del mejor guion, Meza comparó la producción con “Mentiras”, la serie de Belinda, sugiriendo que la ficción supera a la realidad. “Creí que las mentiras estaban en otra plataforma, pero no: sin querer queriendo, alcanzan su MAXima expresión”, escribió, desafiando la narrativa oficial con un juego de palabras que revela más que simple molestia.

La tensión no es nueva: cada capítulo de la serie ha sido recibido por Florinda con desmentidos públicos. La viuda de Chespirito no solo rechaza la versión televisada de su romance —iniciado cuando él aún estaba casado—, sino que cuestiona la representación del legado creativo de su esposo. ¿Es esto una batalla por la verdad histórica o una lucha por el control de una narrativa íntima?

Mientras los seguidores se dividen entre apoyos fervientes y críticas incisivas, la pregunta persiste: ¿dónde termina el derecho a la ficción y comienza el respeto a la memoria personal? En una era donde las plataformas de streaming monetizan hasta las emociones más privadas, el caso Meza-Bolaños podría sentar un precedente sobre quién tiene la última palabra en la era del contenido biográfico.

Los comentarios en redes reflejan esta polarización: desde fans que le piden ignorar “a los haters” hasta quienes acusan a Meza de reescribir la historia. ¿Será esta la chispa que impulse un debate más amplio sobre ética, entretenimiento y los límites del storytelling en la era digital?