La taxista que se resistió a la extorsión y pagó con su vida

CIUDAD DE MÉXICO.- Tras una investigación que desnuda las sombras del crimen organizado en Veracruz, la Fiscalía estatal confirmó la detención de dos presuntos integrantes de una célula delictiva vinculada al secuestro y asesinato de Irma Hernández Cruz, una mujer que combinaba la docencia jubilada con el volante para sobrevivir. ¿Qué la convirtió en objetivo? Su negativa a someterse al “cobro de piso”, ese impuesto de sangre que extorsiona hasta a los más vulnerables.

Los arrestados, identificados como Víctor Manuel “N” y José Eduardo “N”, apenas representan la punta del iceberg. Durante el operativo en Cerro Azul, autoridades incautaron un arsenal: vehículos, armas de fuego, municiones, incluso presunta marihuana. Pero, ¿quiénes financian esta logística? ¿Cuántos más operan en la sombra? Las fuerzas federales involucradas —Sedena, Marina y Policía Ministerial— guardan silencio sobre posibles cabecillas.

El hallazgo del cuerpo de Hernández Cruz en un rancho aislado desató más preguntas que respuestas. Doce sujetos armados aparecen en un video obligándola a grabar una advertencia siniestra para sus colegas: “Pagar o morir”. Sin embargo, la gobernadora Rocío Nahle reveló un giro macabro: los forenses sugieren que la víctima murió por un infarto derivado de la tortura. ¿Por qué ocultaron inicialmente este dato? ¿Buscan minimizar la brutalidad del caso?

Este crimen expone un patrón alarmante: en Álamo Temapache, la extorsión a transportistas se cobra vidas mientras las redes criminales operan con impunidad. La pregunta que queda flotando, como un fantasma sobre las carreteras veracruzanas: ¿Cuántas Irmas más tendrán que caer antes de que la estrategia de seguridad demuestre resultados reales?