Sheinbaum despliega un ejército de abogadas en la épica batalla por los derechos femeninos

Ciudad de México — En un acto que osciló entre la ceremonia cívica y el espectáculo mesiánico, la Presidenta Claudia Sheinbaum inauguró su más reciente cruzada jurídico-feminista: un batallón de 838 abogadas dispuestas a combatir la injusticia con folletos, líneas telefónicas y una dosis generosa de retórica revolucionaria. La Universidad del Claustro de Sor Juana —irónicamente fundada en un siglo donde las mujeres eran consideradas decorativas— fungió como escenario para este deus ex machina legal.

“Cuando nos organizamos, las mujeres podemos todo”, declaró Sheinbaum con la solemnidad de quien anuncia el descubrimiento de la penicilina, omitiendo mencionar que, en este país, organizarse suele implicar esquivar feminicidios, burocracias misóginas y jueces que confunden violencia de género con problemas maritales. Las flamantes Abogadas de las Mujeres, según la narrativa oficial, no solo repartirán asesoría gratuita, sino que también resucitarán a Malintzin y otras heroínas históricas, ahora promovidas a íconos de la Cuarta Transformación.

El proyecto —adornado con 678 Centros LIBRE (siglas que, curiosamente, nadie se atreve a descifrar)— promete municipios inundados de cartillas de derechos, como si la violencia de género se extinguiera con manuales de colores. La línea telefónica 079, opción 1, completará este kit de supervivencia feminista, aunque cabe preguntar: ¿Qué harán las víctimas cuando la llamada caiga en el limbo de las grabaciones automatizadas?

Mientras Sheinbaum invoca a las mujeres indígenas que lucharon contra los españoles (olvidando que hoy luchan contra alcaldes corruptos y narcos), la pregunta flota en el aire: ¿Construirán estas abogadas justicia real o solo monumentos discursivos? La historia, esa ironista compulsiva, ya está tomando notas.