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Espectáculos

La Casa de los Famosos, un reality donde el absurdo es la norma

Un circo moderno donde el espectáculo supera la realidad y los participantes compiten por más que premios.

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En un mundo donde la fama se mide en likes y la profundidad intelectual equivale a un meme viral, La Casa de los Famosos regresa con su tercera temporada, demostrando una vez más que la televisión puede ser tan profunda como un charco después de una lluvia ligera. Los elegidos para esta odisea de egos inflados incluyen a Facundo, Olivia Collins, Aarón Mercury, y otros ilustres desconocidos que, por alguna razón que solo los dioses del rating comprenden, merecen nuestra atención.

La producción, en un alarde de originalidad, promete “cifras históricas“, como si el público no supiera que el verdadero premio es la exposición mediática y no los 4 millones de pesos que, divididos entre impuestos y representantes, se convierten en una cena decente en un restaurante de moda. Pero no se preocupen, el “Panel de las Oportunidades” está aquí para asegurarse de que los participantes puedan competir por privilegios tan vitales como… elegir su habitación. ¡Qué emocionante!

Entre las perlas de sabiduría que dejó el tío Poncho de Nigris, ex participante del reality, destacan consejos como “jueguen con el corazón” y “sean divertidos“, porque nada dice “autenticidad” como seguir un guion de reality show al pie de la letra. Mientras tanto, El Guana hizo su entrada triunfal en tanga rosa, demostrando que, en el mundo del espectáculo, la dignidad es opcional.

Pero no todo es frivolidad. Mariana Botas y Aarón Mercury rompieron el protocolo al entrar con sus celulares, porque ¿qué mejor manera de demostrar compromiso con el juego que transmitiendo en vivo para sus seguidores? Al fin y al cabo, el verdadero premio no es el dinero, sino los influencers points que ganarán al salir.

El colmo del surrealismo llegó con la aparición de una bola Disco en el jardín, símbolo inequívoco de que, en este reality, la sustancia brilla por su ausencia. Y como si faltara algo, el decimoquinto habitante, Abelito, ganó una plancha en el “Panel de las Oportunidades“. Porque nada dice “gran premio” como un electrodoméstico básico.

En resumen, La Casa de los Famosos es el espejo distorsionado de una sociedad que celebra lo banal y premia lo intrascendente. Pero, ¿quién somos nosotros para juzgar? Al fin y al cabo, todos estaremos viendo el próximo capítulo.

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