Operativo en Juárez libera a migrantes secuestrados por grupo criminal

En un episodio que parece extraído de un manual de ironía institucional, nueve almas errantes —ocho mexicanas y una salvadoreña— fueron liberadas de su cautiverio en Ciudad Juárez, ese paraíso fronterizo donde los sueños de cruzar al norte chocan con la cruda realidad de las mafias locales. El mérito, claro, fue de nuestras brillantes fuerzas de seguridad, que solo necesitaron un grito de auxilio y un rastreo de GPS para descubrir lo que todo el mundo sabe: que los migrantes son carne de cañón para los grupos criminales.

Todo comenzó cuando una mujer en Querétaro, en un arrebato de ingenuidad, denunció que su hermano había sido privado de su libertad nada más llegar a la ciudad. ¡Vaya novedad! Los agentes, tras activar su sofisticada tecnología (léase: Google Maps), dieron con la colonia Villa Unión Ladrillera, un sitio tan pintoresco como su nombre sugiere. Allí, entre ladrillos y esperanzas rotas, encontraron a las víctimas, quienes —sorpresa— no estaban de vacaciones.

El operativo de vigilancia total (que incluyó, según fuentes, mirar por la ventana) culminó con una intervención táctica digna de Hollywood. Los migrantes, ahora rescatados, recibieron la atención médica de la Cruz Roja antes de ser entregados al Instituto Nacional de Migración, donde seguramente les espera otro calvario burocrático. Eso sí, los captores —como en todo buen guion mexicano— se esfumaron. ¿Quién los detendría? Al fin y al cabo, en este país, el crimen paga… pero solo si no tienes conexiones.

Moraleja: En México, la libertad es un lote de ocasión, y los héroes llevan uniforme… cuando no están coludidos.